En la gastronomía actual, las gelatinas o áspics se han convertido en toda una tendencia a nivel mundial, ya que podemos elaborar una enorme cantidad de platos que se adaptan a la perfección a cualquier mesa. ¿Quieres conocer su origen? ¿Las posibilidades que ofrecen en la cocina?

 

Origen del áspic

La primera evidencia del áspic se remonta a la época clásica de griegos y romanos, donde era muy popular prepararlo con anguilas. Y durante la edad media se volvió una preparación muy habitual en las sociedades anglosajonas, ya que permitía conservar durante más tiempo los alimentos.

La solidificación se obtenía a partir del caldo de la cocción, clara de huevo y la propia gelatina natural presente en el pescado o la carne. Aunque también se añadían pezuñas de animales, huesos y otras partes para aumentar la consistencia.

 

Características

Aunque a veces se utilice como sinónimo de gelatina, el áspic está formado por una sola pieza enmoldada que contiene alimentos en su interior y se sirve fría. Se pueden usar verduras, legumbres, frutas, pescados o marisco, para así elaborar desde entrantes salados a dulces postres para despedir la velada. Y su aspecto es muy atractivo, ya que al ser transparente podremos ver los manjares en todo su esplendor.

 

El punto perfecto

Como hemos visto, los alimentos tienen su propia gelatina natural, por lo que conseguir el punto exacto depende en buena medida de ellos. Para que te hagas una idea, el pescado tiene menos gelatina y se funde a bajas temperaturas, por lo que elaborar el áspic será más delicado. Puede que haga falta añadir gelatina adicional o más caldo de pescado, con el objetivo de encontrar una textura tierna y que tiemble encima del plato.

 

El áspic en la cocina

En la actualidad, podemos elaborar áspics con todo tipo de ingredientes, para así ofrecer a nuestros comensales una receta muy especial que entra por los ojos y conquista finalmente en el paladar. Además, es muy nutritivo y saludable, por lo que podrás darte un capricho siempre que quieras sin tener remordimientos de conciencia.

¿Qué preparaciones podemos hacer? ¡La imaginación es el límite! Por ejemplo, en los banquetes decimonónicos los áspics eran el plato estrella y contenían auténticas delicatesen como trufas, mariscos o carne asada. Pero también eran muy habituales realizarlos con ensaladilla rusa, verduras y otros ingredientes más modestos.

 

Ven a Boroa a disfrutar del áspic

Por suerte, las áspics actuales son mucho más ligeras y menos gomosas que sus antecedentes históricos. Sin duda, una de las preparaciones más sutiles y atractivas que puedes presentar a tu mesa. ¿No tienes ni un segundo de respiro en tu día a día?¡No te preocupes! Si quieres disfrutar de esta receta llena de sabor y textura, nuestro consejo es que te pases por Boroa.

En nuestro restaurante combinamos la cocina tradicional de toda la vida con las últimas tendencias gastronómicas, para así proporcionarte una experiencia única e irrepetible. Y este mes, dentro de su menú Txindoki, tienes la oportunidad de probar esta maravillosa Áspic de fresa, pimienta negra, yogurt y tomillo limón. ¿Te la vas a perder?