A principios del siglo pasado aún se celebraban en buena parte de los caseríos vascos durante la noche de Navidad ritos y tradiciones que tenían su origen en tiempos anteriores al cristianismo. Tan arraigados estaban entre el pueblo que la nueva religión no tuvo más remedio que permitir que siguieran con ellos.

Era la noche del Solsticio de Invierno, donde toda la familia se reunía alrededor de la renovación del fuego del hogar, que se mantenía ardiendo ininterrumpidamente durante todo el año para purificar sus almas y también las de sus antepasados.

Los postres más tradicionales

Para tal acto de solemnidad y a pesar de la imposibilidad de comer carne por la Vigilia, se presentaban a la mesa los platos más selectos que consistían en unas Oloi-azak o berzas con aceite, y bacalao o besugos en las zonas costeras. Y de postre una compota amenizada con algunas castañas asadas. En algunas partes de Bizkaia se comía la Alminera, que era una manzana que se maceraba en vino, se asaba y se cubría de azúcar. También era muy popular una crema de nueces conocida como Intxaursaltsa.

En Navarra uno de los postres más queridos era (y sigue siéndolo en la actualidad) el llamado turrón Royo (rojo) por ese característico color de la miel cuando se cuece a punto de caramelo y que se mezclaba con almendras tostadas. No se elabora sin embargo ya el Alaju, que era un turrón muy blando hecho a base de miel y frutos secos, muy especiado y cuyo nombre revela su claro origen morisco.

El turrón y el mazapán

El turrón es el postre navideño más antiguo y popular que existe y estos turrones de miel conocidos como Alaju son de los pocos dulces que no tienen azúcar, algo bastante poco común en nuestra cultura desde que este producto se incluyera masivamente bajo la creencia de que podía curarlo todo.

Pero bueno, de ese cambio de la miel al azúcar y fruto de la experimentación surgió otra de las delicias más características de estas fiestas: el mazapán. En realidad se trata de un dulce muy sencillo elaborado a partir de azúcar, almendras y yema de huevo pero que en la actualidad se ha convertido en un clásico de la confitería.  En nuestro país encontramos especialidades de mazapán que han dado prestigio a sus lugares de origen, como es el caso de los macarrones de Azkoitia o los xaxus de Tolosa.

Un poco de nostalgia

Nos vamos a despedir en la entrada de hoy hablando de las anguilas de mazapán, que venían en una caja redonda con su propio cromo y que costaban un real. Eran uno de los regalos más comunes para el día de Reyes y se vendían por miles. También ha sido olvidado el guirlache, que era uno de los dulces más populares de nuestros abuelos y cuya simple elaboración consistía en una mezcla de azúcar y almendras tostadas. Se trata de sabores que pertenecen a nuestro pasado y que nos inundan de nostalgia sobre todo cuando llegan estas fiestas.