El vino posee numerosas cualidades que son muy apreciadas en el arte culinario para potenciar las características que poseen los propios alimentos y quizás la manera más simple sea sustituir el agua o caldo por vino, algo que se suele hacer en guisos de carne como el estofado. En la entrada de hoy vamos a daros algunos consejos sobre cómo combinar esta bebida con los mejores ingredientes de nuestra mesa.
 

La calidad del vino

Para comenzar, la calidad del vino que uses va a estar plenamente representada en el sabor final del plato. Teniendo esto en cuenta, no deberías usar un vino que normalmente no beberías, ya que a medida que el alcohol se evapora los sabores se vuelven mucho más intensos y cualquier tono desagradable puede echarlo todo a perder. No tengas miedo de que tus comensales se embriaguen, el calor de la cocción elimina cualquier posibilidad por mucha cantidad que pongas y solo quedará un regusto suave.
 

Usos del vino en la cocina

En la cocina el vino puede usarse para marinar la carne, dándole un sabor increíble y de paso ablandándola. También es frecuente en la elaboración de salsas, normalmente mediante la reducción aunque algunos caldos de excepcional calidad pueden usarse para determinados carpaccios. Para adobos y macerados es mejor utilizar vinos de calidad que sean sencillos pero muy equilibrados. Y no solo para carnes, sino también para diversas frutas como las fresas.
Si vamos a elaborar una salsa tendremos que elegir un caldo cuya  acidez, amargor y aromas afutrados mejor vayan con el plato que queremos preparar. En este sentido, también es importante el color, determinante en el resultado final, siendo muy aconsejable aprovechar los pigmentos de los tintos para oscurecer las salsas.
 

Maridaje a fuego lento

Siempre que introduzcamos el vino como ingrediente en nuestra cocina debemos hacerlo a fuego lento, ya que una intensidad demasiado fuerte puede echar a perder las cualidades de los caldos más delicados.  De hecho, cada vez que se llega al hervor se pierden parte de estas propiedades por lo que, o bien se usan al inicio para reducir o al final para perfumar el plato.
 

Vino en el plato y en la mesa

A veces es frecuente encontrarnos con un plato que ha sido cocinado con vino acompañado con una copa de esta bebida. En estos casos lo mejor es combinarlos para que no sean de la misma clase o al menos que no hayan sido elaborados con la misma uva, ya que de lo contrario podemos encontrarnos con unos sabores que choquen en la boca. Y recuerda que el vino con el que cocines no tiene por qué ser tan bueno (y tan caro) como el que sirves en la mesa.
 

Un vino para cada ocasión

Generalmente los vinos tintos con mucho cuerpo, presencia de taninos y bien pigmentados van de maravilla a la hora de preparar carnes rojas y de caza. Los vinos más jóvenes, tanto tintos como rosados son los mejores para combinar con las carnes blancas y algunos tipos de pescado, mientras que el blanco está especialmente recomendado para cocinar los tesoros más selectos del mar, como el marisco.